"Nostalgia de una mañana como otras"
Y las nubes que acarician el tibio despertar del sol, como la frecuencia de todo aquel bullicio que duerme latente en un destruido estruendo de gritos y más gritos que el día propone. Y es cuando a estas horas de tranquilidad, cuando todos duermen, que me tiento a parafrasear la locura que escondo y tengo esas enormes ganas de salir despedido por la inconciencia y gritar a los cuatro vientos que todavía puedo disfrutar de la soledad.
Me quedo pensando en lo que estas diciendo y trato de acostumbrarme a tus palabras, pero tal vez ya no las comprenda, como aquel árbol que deja caer sus hojas para convertirla nuevamente en alimento de su vida. Y es eso, uno piensa, escupe palabras e inconcientemente nutre sus sentires, y refleja un desafío literario nuevo.
Leo lo que acabo de escribir y ya no me reconozco. Será esa dualidad que me atormenta. Me siento solo, decididamente solo. No puedo vestirme de tus brazo auque realice el mayor de los esfuerzos. Me apena tu nostalgia y acaricio tus palabras para no dejarlas socorrer en insulto. Acaricio sus cabellos, los acomodo prolijamente tras orejas calladas que no quieren más que gritar palabras de amor. Es inútil, mi llanto ensordece hasta el cupido más dedicado, y sus flechas se quiebran y caen antes de tiempo. Ya no se si podré dedicarle una sonrisa a mi rostro que inútilmente sigue esperando la broma de un medio día infantil, y correteadas siestas de tupidos baldíos, y ese aroma a vacaciones templadas, y mi amigo fiel, quien recorre estos esteros para sonreírle al océano, que llevará mis palabras, mis locuras, y las detendrá a tu lado, como cuando éramos niños, y la inconciencia protegía nuestras travesuras, y el amor sonreía en mi rostro, y mis silencios acababan en un llanto de cabellos que gritaban en tus oídos las palabras decididas a morir, con su bandera en alto, en tan añorada alta mar.Nostalgias de una mañana como otras, que goza la conquista de nubes calladas y misterioso sol, tal vez el tenga razón…
Y las nubes que acarician el tibio despertar del sol, como la frecuencia de todo aquel bullicio que duerme latente en un destruido estruendo de gritos y más gritos que el día propone. Y es cuando a estas horas de tranquilidad, cuando todos duermen, que me tiento a parafrasear la locura que escondo y tengo esas enormes ganas de salir despedido por la inconciencia y gritar a los cuatro vientos que todavía puedo disfrutar de la soledad.
Me quedo pensando en lo que estas diciendo y trato de acostumbrarme a tus palabras, pero tal vez ya no las comprenda, como aquel árbol que deja caer sus hojas para convertirla nuevamente en alimento de su vida. Y es eso, uno piensa, escupe palabras e inconcientemente nutre sus sentires, y refleja un desafío literario nuevo.
Leo lo que acabo de escribir y ya no me reconozco. Será esa dualidad que me atormenta. Me siento solo, decididamente solo. No puedo vestirme de tus brazo auque realice el mayor de los esfuerzos. Me apena tu nostalgia y acaricio tus palabras para no dejarlas socorrer en insulto. Acaricio sus cabellos, los acomodo prolijamente tras orejas calladas que no quieren más que gritar palabras de amor. Es inútil, mi llanto ensordece hasta el cupido más dedicado, y sus flechas se quiebran y caen antes de tiempo. Ya no se si podré dedicarle una sonrisa a mi rostro que inútilmente sigue esperando la broma de un medio día infantil, y correteadas siestas de tupidos baldíos, y ese aroma a vacaciones templadas, y mi amigo fiel, quien recorre estos esteros para sonreírle al océano, que llevará mis palabras, mis locuras, y las detendrá a tu lado, como cuando éramos niños, y la inconciencia protegía nuestras travesuras, y el amor sonreía en mi rostro, y mis silencios acababan en un llanto de cabellos que gritaban en tus oídos las palabras decididas a morir, con su bandera en alto, en tan añorada alta mar.Nostalgias de una mañana como otras, que goza la conquista de nubes calladas y misterioso sol, tal vez el tenga razón…
Juan Maldonado