martes, octubre 24, 2006

"Perro vagabundo"

Perro vagabundo que aterrizas en cualquier plaza y dejas reposar tu descanso en cuanta sombra refresque estos tiempos de calor intenso. A ti te escribo, para que te sientas acompañado y de esa manera puedas realizar el camino de regreso con la simpática molestia de mi compañía.
Es ese andar desorientado de noches de pura reflexión bajo los tenues lumínicos lunares que el crepúsculo presenta cuando camino tras los restos de comida que los más afortunados depositan en sus basureros, y es ese tal vez el premio de tan desdichada suerte que me acompañará a través de mis tiempos hasta que la muerte llame a mi puerta y ya ninguna frivolidad percutirá sobre mis necesidades.
Camino tras los pasos de aquel solitario, que como yo, ha quedado tras las rejas de desamparo, orientando su rumbo tras senderos indefinidos, preocupándose únicamente por jugarse la suerte, vertiendo en el bolillero algunas escasas cifras que seguramente nadie adquirió, y nuevamente el premio quedará bacante, en manos de la mala racha. Se pintará de sol y luna, de sombra y comida podrida, de trifulca instintiva, y los caminos nunca mostraran las huellas gastadas, porque el camino del desoriento siempre ofrece un adelante, y como algún filosofo diría en la antigüedad: “no mojarás tu cuerpo dos veces en el mismo río”, de igual manera, desorientado, no volverás a sobrepasar tu camino dos veces. Será eso lo que nos atrae a los desdichados caminantes nocturnos, el esparcir nuestros pasos, tras el laberíntico juego del no saber lo que vendrá. Prefiero este camino, de senderos escondidos, abandonados por solitarios anteriores que bajo la gramilla dejaron sus huellas, aquellas que los llevaron a impensados lugares. Los caminos que van y vuelven me aburren. Prefiero las balsas sometidas a las decisiones del mar abierto.
Como perro aullando a la luna, en son de enamorarla es que me encuentro, con mis caminos perdidos, a la espera del destino…
Juan Maldonado

martes, octubre 10, 2006

La Verdad”

La verdad que tengo tantas cosas que callarme, pero cuando me acuerdo de ello, ya lo he dicho todo. Y si fuera eso, que como volcán en erupción constante, los contenidos sinceros no pueden callarse, como que siempre están dispuestos a disfrazarse con los rutinarios mentirosos que aseguran un particular presente. No se. La verdad es que se descuelgan de las palabras, miradas, gestos, acciones, todas las verdades y ya nada queda por ocultar.
En los cimientos de históricas vivencias mundanas y sociales, la verdad aparece como ese estallido que quiere dejarse debajo de una caja, para que el ruido sea menor, pero tarde o temprano están los curiosos que permiten que una solapa se abra y ese grito coree la canción de lo correcto, y es como un reordenamiento estructural, sobre todo en el entendimiento, y ya tranquilidad en mano, la cosa se perpetua de manera más simple.
“Todo es relativo”, afirmación aprobada para que de ese último pelito nos agarremos todos y vayamos pa`delante contentos, dichosos de nuestros actuares, ocultos en esa armadura de yelmo candente que transpira nuestras sienes y ruboriza a los más osados.
En este gran filme, que el actuar social que nos rodea propone, la verdad aparece como ese travieso niño que lleva todo su arsenal golosino al cine, interrumpiendo la tranquilidad de hasta los más concentrados. Es por ello que hago campaña por los celofanes más ruidosos, amasados eternamente, que sobresalen ante cualquier potente altoparlante que quiera disimular los diálogos del melodrama que esta realidad contiene, que deja sin entradas a muchos, que priva de confites a muchos más, y que por sobre todo, y en su incumplimiento más profundo, convence del guión hasta los propios actores, cuales dejan correr sus lágrimas y sus discursos de manera tan real, que uno no sabe si quedarse a esperar la película siguiente o retirarse a tomar un café en el bar de la esquina.
Yo prefiero el bar de la esquina, pero ojo, no es que esté salvado: en varias oportunidades estamos comentando la película que vimos la noche anterior…
Juan Maldonado

miércoles, octubre 04, 2006

"Esta lloviendo"

Del otro lado de la ventana esta lloviendo. Esa lluvia que hace meses estamos esperando porque la sequía dejo sus rastros polvorientos en la zona. El calor siempre esta acechando en estos pagos, y los pañuelos en la cabeza de los cosechadores, sudan el largo penar de los trigales secos.
Yo me duermo sobre la firmeza de un algarrobo que ya hace una decenas de años dejo de ser semilla para convertirse en esta pila de anillares de historia, de fogones asadores de desafortunados animales que llegan tarde a la cadena alimenticia.
De guitarras sonando al son de machadas voces que cantan himnos folklóricos del lugar, junto a enamoradas parejas que danzan gatos y chacareras.
La lluvia tiene ese ejemplar en donde los recuerdos más hermosos son bendecidos con el correr de las gotas que traen sedimentos de lugares lejanos. Olores a niñez divertidas, de chapotes en charcos calentitos, que salpican una sonrisa en las correteadas de siestas.
Esta lloviendo y como flechas mojadas se clava el diluvio el la tierra seca dejando explosiones en el candente suelo.
La lluvia tiene esa particularidad de dejarme atónito, mirando las gotas que forman una cortina en el horizonte y con ganas de salir nuevamente a corretear y pintarme de agua fresca, y que corran por mi rostro esas gotas que bajan de mis cabellos mojados en formas de lagrimas que llegan a mi boca con el suave sabor a recuerdos y nostalgias revividas….
Juan Maldonado

Música

  • De todo un poco. La que me suena sincera...

Libros

  • Los que no terminan rapidamente
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