domingo, julio 29, 2007

“SUEÑO DE PRIMAVERA” (CAPITULO UNO)

Cuando el invierno dio a luz a la nueva temporada del año veintisiete, un instante de sosiego detuvo la marcha del almirante Villar. Sueños de primavera comenzaron a recorrer sus pensamientos, para instalarse y dejarle la marca del futuro que lo sorprendería con alguna que otra oportunidad de felicidad.
Los otoños quedaban lejos, y las siluetas de los árboles promedian una verde jornada. Sobre la baranda del yate, Figuer Villar, comenzaba un extraño sueño que lo llevaría hacia el completo desprecio por su decisión. “Yo no quise entregarme a su mirada, pero un rostro descalzo de color, corre mas rápido por mis venas”.
No se si tengo que abrazar su atensión, pero lo que debo comentarles tiene su explicación en mis palabras. Mi historia.
Cuando dejaba cerrada la puerta, y caminaba hacia el olvido, volví acostumbrado a sus brazos. Ellos esperaban soberbios, sabiendo de su capacidad de atracción. Y el sueño dorado de rector enojado, distante, desvaneció ante su sonrisa: -“Uno sabe, que el regreso constituye mi homenaje.” La abrazó, pensó en apretar su cuerpo contra el de ella, pero la suave figura tentó tan solo unas cuantas caricias. Desde el voluminoso cabello, recorriendo su estructural espalda.
Suave la mano que rodea tu cuerpo
Canción de luna, que mira el infierno…
Primer problema, soltar su mano, y saludar para no regresar jamás…
Juan Maldonado

lunes, julio 16, 2007

“EL MISMO”

Y si. Me siento un poco aburrido de tanto parecido en esto de viv. De seguir el mismo pájaro que vuela a la mañana en busca de comida. Que canta sus canciones de abrazos con sus pares y vuelve a su nido, para cerrar los ojos. Para silbar en sueños la noche.
Soy el mismo de hace mucho atrás. Hablo de mis pasiones, las mismas de antes. Reafirmo los mismos pensamientos. Los mismos espectros rutinarios, que me sientan en un letárgico descanso hacia el igual.
Me siento a componer, y surgen las mismas nuevas canciones. No puedo dibujar las notas de aquella sonrisa, que me exige repentinos y numerosos planteos graciosos para poder disfrutarla. Yo encuentro el silencio, de ello, de esto. Como hace un tiempo atrás. Como siempre la cobardía en el amor no se permite. Se sufre. Como punta de flecha en muslo de fuerza. Y yo, siempre el mismo cobarde, atajando los días del destino para ver si puedo tener otra oportunidad.
Soy el mismo que cambia (según la ciencia) cada siete años su embase. Pero el fruto sigue pimaveriando los mismos sabores. Los mismos temores.
DUELE. COMO SE SUFRE. Pero ante la desigualdad de mis citerior y acciones, puedo escuchar esa lejana voz que me menciona restos de alivios, y surgen como en picadas aéreas, de aquel vuelo que se esconde en sueños, para volver a tentar la noche con la misma luna. Para volver a encontrarme, otra vez en la penumbra. Siendo el mismo.-
Juan Maldonado

Música

  • De todo un poco. La que me suena sincera...

Libros

  • Los que no terminan rapidamente
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