miércoles, octubre 10, 2007

SUEÑOS DE PRIMAVERA (CAPITULO 4)

Lo seguí por la calle desolada. Sus pasos fueron cortos. Reptantes. Cuando sintió los mios detuvo su marcha. Lentamente giró su cuerpo y se enfrentó con una aguda mirada que lo seguí desde hacía ya un tiempo.
“Parece que ha llegado la hora”, dijo.
Quedé perplejo. Había sido tan cuidadoso. Como pudo dar cuenta de que estaba reparando en el? “Los ciegos no pueden verte la cara, pero lo mismo te reconocen”, exclamó esta vez. “No se que quieres, pero desenrolla ahora”
Yo no pude emitir palabra. Todas las recomendaciones que había recibido se esfumaron entre los dedos del segundo. “Ustedes son todos iguales. Superhéroes que se desploman al primer grito.” Ante mí tenía el hombre que podía cambiar el rumbo de una nación, borracho como estaba. Yo no podía emitir palabra. Villar Villegas, o Figuer Villar, como el mismo se hacía llamar. Se me había encomendado atraparlo, pero nadie sospechaba –ni siquiera el mismo- que lo que yo realmente quería era acompañarlo, ayudarlo. Como convencerlo de ello: el problema.
“Dispara. Habla o sigue tu camino”. No dije nada. Dio media vuelta luego de lo dicho, y siguió su marcha.
-Espere, dije. Tengo algo que le pertenece. Se frenó. Suspiró profundo alzando los hombros, y luego de enfrentarme me miró sudoroso…
Juan Maldonado

lunes, octubre 01, 2007

SUEÑOS DE PRIMAVERA” (CAPIULO 3)


La desesperación comenzó a descansar cuando apoyado contra la pared se rodeó de la oscuridad de la noche que lo dejó fuera del alcance de aquellos apatotados mal vivientes.
El viento comenzaba a elevar su velocidad, degustando los primeros sabores a polvo mojado, que seguramente tormentas lejanas producían desde algún pasado lugar. Villegas, ya recompuesto alzó la mirada y agradeció una vez más a su ángel guardián la protección. Pero la muerte hubiese sido tal vez, la solución más razonable para tan precaria vida. Solo en un pueblo desconocido, sin nadie que lo esperaba en ningún lugar. En un mundo totalmente desolado. Y para males, el barco que le permitía desarrollar la única tarea por la cual se sentía útil, hizo su abandono la mañana anterior en el muelle de Mar Escondido.
“Yo he visto el sendero de la nostalgia. He combatido su maleza. He podido cruzarlo por días, años enteros. Pude reflejarme en su horizonte, y sin embargo, sigo en la desdicha del sufrimiento, que tal vez por consigna, sea eterno”
Caminó por una calle de ripio mojado, que lo llevó ante la puerta de un bar. Éste, descubría una tenue luz azul que invitaba a ingresar. Sentado en la mesa más próxima a la puerta levantó la mano solicitando la atención del cantinero que no tardó en traer la medida de licor de caña solicitada. “Es de la mejor del lugar, preparada artesanalmente por Choquito (un joven de unos 35 años que había adquirido la habilidad de la destilería de la mano de su fallecido abuelo, el viejo Benjamín). No sabe a alcohol.” Y efectivamente. El producto era de los buenos. Tragó agitando el cuello el néctar de caña que entró como una gota de lava al cuerpo de Villar Villegas. Sin tanto cuidado, y en actitud de suicidio pidió una nueva medida. Y luego otra. Y una nueva. Sus recuerdos y penas se incendiaban junto con su esófago. La mirada comenzaba a desnivelar el lugar. Yo lo miraba desde otra mesa. Me habían encomendado seguirlo hasta que cayera. Hasta que no le quedara otra que pedir ayuda, pedir perdón. Pero Villegas siempre florecía, Tal vez de un color grisáceo, algo transparente, pero florecía. Hacíamos lo imposible para verle derrotado, pero el siempre nos brindaba una nueva pelea.
Lo vi dormir por casi dos horas. No despertó al son del alto volumen de parlante que daba a sus espaldas. Algunos chistaron ante su graciosa imagen.
A las 4 de la madrugada se despertó, pidió la cuenta. Sacó las últimas seis monedas atrapadas en su bolsillo y se retiró del bar, mirándome a los ojos como pidiéndome que lo siguiera. Tal vez había llegado el momento de acordar. De darnos cada uno su entrega….
Juan Maldonado

sábado, agosto 25, 2007

"Sueños de primavera" capitulo dos y algo más..."
Caminó. La vereda presentaba unos globos de regalo de alguna desaparecida fiesta y sobre la mojada calle, sentó su impacienta para volver un momento hacia atrás. Yo no he visto nada y todavía pueden culparme de lo desconocido.
TENGO QUE ARREGLARMELAS CON POCO, Y SONREIR CON EL PRIMER DESPOJO DE TERNURA QUE SOBREVIVA EN ESTAS LUJURIOSAS CALLES.
(La desprolija escritura, mitad minúscula, mitad mayúscula, es error del tipéo imprevisto de este autor de noctámbulas descripciones que acercan el canto cotidiano del zorzal “bailantero”, y el alcohólico desamparado, que atribuye su desprecio en un teclado de computador).
Villegas coronó su llegada, con la desprolija búsqueda (en vano) de las llaves.
“Allí he llegado, y allí nuevamente llegaré”, como desafiando a lo siniestro e introvertido de las casualidades.
Enredado es dialecto y seguiré disfrutando de lo suyo, aunque el cansancio tenga que verter un socorro peligroso en la mente del lector.
Sentase su cabeza en la almohada y decidió despertar hacia el otro día.
Calles que dejan al protagonista en una suerte de reparto necesario. Secundario parecer...
Juan Maldonado

sábado, agosto 04, 2007

“SUEÑO DE PRIMAVERA” (CAPITULO DOS)

Camino a su casa descifró cada una de los acontecimientos que había experimentado. Primero, el despertar en un lugar donde el sueño no había atrapado a su cansancio. Quizás el bienestar de la lactancia alcohólica desorientó su recuerdo y solo la realidad de un nuevo amanecer permaneció en su duda. Segundo, porque desafiar a la soledad con un inoportuno despido de aquella mujer que lo colocó en el pedestal de su carrera, luego de una carrera casi totalitaria de su vida? Y por ultimo, el retorno de su marcha, para volver a entontecer el marco de sus pasos que bien fallecidos habían permanecido hasta detenimiento.
Tantas preguntas, y tan solo una y repetida respuesta: la duda más allá de los hechos.
Villegas siguió su marcha sin abandonar el laberíntico pensamiento.
Al pasar por la plaza madre de la ciudad, descansó en uno de sus requeridos bancos, gastados por el espectacular desempeño, de cobijo linyérico. De receptor de lluvias y soles. Un saludo, del cobarde empresario. Una mano, del niño de la noche, que sobrevivía con ese simple trabajo de a elongar el antebrazo para que ruidosas monedas detengan en la comida diaria.
Tuve que volver a su abrazo, porque era lo único que podía estimularme.
Tu furia nocturna destruye mi paciencia, y yo tan solo puedo esperarte a que dejes de correr la noche para que descanses en mi vida. Soy el que espera hace un tiempo que detengas en mi vida. En la de todas esas personas que suenan alrededor de mi. En la boca de los que hacen de mí lo que no soy, y por ser tan inflexible en resoluciones, dejo correr las apreciaciones. Por no importarme el error. Por descubrir la gracia en ello.
No pudo más que mirar la tarde y el crepúsculo, como dardo, callo en la ciudad. Su sueño seguía empujándolo a la vida misma. Y la simplicidad del mismo solo pudo ponerlo más aun en peligro. Yo se que sigo tus pasos.
“…El sueño de encontrarte, en la rivera
Para que dejes la tormenta, cualquiera
sea el momento, que lento parece florecer
en los montes de mis dudas, y conocer
si de carne muero, cuando el destino quiera…”
Palabras más, palabras menos, acomodó su ropaje y siguió su marcha…
Juan Maldonado

domingo, julio 29, 2007

“SUEÑO DE PRIMAVERA” (CAPITULO UNO)

Cuando el invierno dio a luz a la nueva temporada del año veintisiete, un instante de sosiego detuvo la marcha del almirante Villar. Sueños de primavera comenzaron a recorrer sus pensamientos, para instalarse y dejarle la marca del futuro que lo sorprendería con alguna que otra oportunidad de felicidad.
Los otoños quedaban lejos, y las siluetas de los árboles promedian una verde jornada. Sobre la baranda del yate, Figuer Villar, comenzaba un extraño sueño que lo llevaría hacia el completo desprecio por su decisión. “Yo no quise entregarme a su mirada, pero un rostro descalzo de color, corre mas rápido por mis venas”.
No se si tengo que abrazar su atensión, pero lo que debo comentarles tiene su explicación en mis palabras. Mi historia.
Cuando dejaba cerrada la puerta, y caminaba hacia el olvido, volví acostumbrado a sus brazos. Ellos esperaban soberbios, sabiendo de su capacidad de atracción. Y el sueño dorado de rector enojado, distante, desvaneció ante su sonrisa: -“Uno sabe, que el regreso constituye mi homenaje.” La abrazó, pensó en apretar su cuerpo contra el de ella, pero la suave figura tentó tan solo unas cuantas caricias. Desde el voluminoso cabello, recorriendo su estructural espalda.
Suave la mano que rodea tu cuerpo
Canción de luna, que mira el infierno…
Primer problema, soltar su mano, y saludar para no regresar jamás…
Juan Maldonado

lunes, julio 16, 2007

“EL MISMO”

Y si. Me siento un poco aburrido de tanto parecido en esto de viv. De seguir el mismo pájaro que vuela a la mañana en busca de comida. Que canta sus canciones de abrazos con sus pares y vuelve a su nido, para cerrar los ojos. Para silbar en sueños la noche.
Soy el mismo de hace mucho atrás. Hablo de mis pasiones, las mismas de antes. Reafirmo los mismos pensamientos. Los mismos espectros rutinarios, que me sientan en un letárgico descanso hacia el igual.
Me siento a componer, y surgen las mismas nuevas canciones. No puedo dibujar las notas de aquella sonrisa, que me exige repentinos y numerosos planteos graciosos para poder disfrutarla. Yo encuentro el silencio, de ello, de esto. Como hace un tiempo atrás. Como siempre la cobardía en el amor no se permite. Se sufre. Como punta de flecha en muslo de fuerza. Y yo, siempre el mismo cobarde, atajando los días del destino para ver si puedo tener otra oportunidad.
Soy el mismo que cambia (según la ciencia) cada siete años su embase. Pero el fruto sigue pimaveriando los mismos sabores. Los mismos temores.
DUELE. COMO SE SUFRE. Pero ante la desigualdad de mis citerior y acciones, puedo escuchar esa lejana voz que me menciona restos de alivios, y surgen como en picadas aéreas, de aquel vuelo que se esconde en sueños, para volver a tentar la noche con la misma luna. Para volver a encontrarme, otra vez en la penumbra. Siendo el mismo.-
Juan Maldonado

martes, junio 05, 2007

"NO SOLO CUANDO LOS PAJAROS VUELAN"
Cuando los árboles sacudían el pleno atardecer del quinto día de vacaciones, Estalinao develó ese secreto que atormentaba a tan descontrolado silencio: “no solo cuando los pájaros vuelan las temporadas cambian de estación”
Los reunidos en la fogata distraímos la mirada y el pensamiento comenzó a hilar cada una de las palabras que desde aquella singular frase percutían en lo atónito y asombro de todos.
Y no lo digo por capricho, replico, simplemente a modo de advertencia. Y nuevamente fijó su mirada hacia el mar que desprendía ya su comienzo de erupción de marea, que comenzaba a conquistar el espesor de la orilla para depositar sus regalos marinos una vez, la llegada del sol:

Tus cabellos sobre el viento
Que percute sobre tu nejilla
Como tesoro, en tus labios el sol brilla
Espejitos de arena, cuando los besos, siento.

Salados risos, cuando el agua dejas
Que bastonan la caida de tu largo pelo
Y entre dedos de mi mano, las caricias suelo
Acomodarlos como arados, con sus rejas

Ya no creo en aquel vuelo, de viajeras golondrinas
Y el frio no vuelve cuando en el cielo estas lloran
El cantar de los recuerdos, de los que miran y añoran…

“No solo cuando los pájaros vuelan las temporadas cambian de estación”. Una hermosa frace, de los caminantes solitarios, que seguimos nuestra marcha, hacia nuevos cielos. Hacia nuevos vuelos…..

Juan Maldonado

miércoles, mayo 30, 2007

UNO MIRA POR LA VENTANA

Uno mira por la ventana de la vida, y ver pasar el frió recuerdo de los alejados momento en que una sonrisa se vendía en cualquier esquina. Ya no reímos. Ya no sonreímos.
Uno mira por la ventana de la vida, y meciéndose en el reposo del presente escucha el bramar de una canción que deja de percutir el tres por cuatro del corazón para bailarnos una zamba o chacarera, y no todo es pañuelo al viento. De a ratos cae como piedra al suelo y una vez más la cobija de la resignación sobre la heladés de mis tobillos.
Aquel niño juega a través los postigos, que tímidamente opacan la transparencia de la piedra fundida, y corro nuevamente bajo la garúa de otoño sombrío.
Y uno mira por la ventana, y esta nos invita a cruzarla, y ya desahogo de penitencia arrojo mi calma, para volver a ser libre…
Un ave posa su vuelo en la crujiente clorofila, y derrite en chasquidos el silencio de la siesta. Y sobre todo, o por debajo de todo, el mar, que con seductores movimientos me arrastra hacia la orilla, y humedece de espuma los pisares de estudiante que siguen el crepúsculo de sus hogares. Para llegar a sus descansares, para llegar a un nuevo día.
Que nada me tiña de olvido,
mi niñez querida,
porque aunque opacada por una seductora adultez desteñida,
yo sigo pensando encontrarte algún día
y recorrer nuevamente las calles perdidas, que beben el néctar de secas clorofilas, y dejan pisadas crujientes, de tardes perdidas que abren su ventana, para que entre la luz del día…

Juan Maldonado

miércoles, enero 03, 2007

"FELICIDADES"
Las tardes con los amigos tienen esa particularidad, vieron. Nos tomamos unos mates en el campo de un hermano que la vida me regalo allí hace unos veinte años. Esos amigos que uno imagina para toda la vida, y que como adivinador fabulístico concreta el anhelo a lo largo de los caminares.
Una ronda de amargos mates, bajo la seductora frescura de un tilo llenos de recuerdos, y las charlas mas elaboradas, que disparan risas, miradas cómplices, otras distraídas, y recuerdos de las más anecdóticas experiencias que cada uno reluce del cajón de las memorias.
Linda forma de comenzar un “nuevo año”. Gracioso es ello, decir un nuevo año, pero bueno, estará bien pensarlo así. Nunca concebí eso de las barreras que dividen nuestras vidas. Será una cuestión de darnos un nuevo empujoncito, de olvidar rápidamente las desdichas del anterior y resurgir como entre las piedras con un verde de esperanza. Si es así, bienvenido sea.
Este año lo he comenzado con una sonrisa, y lo he decidido de esa forma. Aunque en mi cara no se dibuje, me he propuesto que así lo sea. Y me contagio de ese resurgimiento, y me “occidentalizo” a fondo, y me leeré mi horóscopo para quedarme tranquilo o preocuparme todo el resto del 2007. Jajaja.
Bueno, simplemente espero para todos los que se atrevan a ingresar a mis pensamientos que tengan un hermoso futuro, que los sueños se concreten y se renueven y que una sonrisa los sorprenda cada día y les de el pechoncito para seguir caminando. Amor y paz, para todos y entre todos. Un abrazo…..

Juan Maldonado

Música

  • De todo un poco. La que me suena sincera...

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  • Los que no terminan rapidamente
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