miércoles, mayo 30, 2007

UNO MIRA POR LA VENTANA

Uno mira por la ventana de la vida, y ver pasar el frió recuerdo de los alejados momento en que una sonrisa se vendía en cualquier esquina. Ya no reímos. Ya no sonreímos.
Uno mira por la ventana de la vida, y meciéndose en el reposo del presente escucha el bramar de una canción que deja de percutir el tres por cuatro del corazón para bailarnos una zamba o chacarera, y no todo es pañuelo al viento. De a ratos cae como piedra al suelo y una vez más la cobija de la resignación sobre la heladés de mis tobillos.
Aquel niño juega a través los postigos, que tímidamente opacan la transparencia de la piedra fundida, y corro nuevamente bajo la garúa de otoño sombrío.
Y uno mira por la ventana, y esta nos invita a cruzarla, y ya desahogo de penitencia arrojo mi calma, para volver a ser libre…
Un ave posa su vuelo en la crujiente clorofila, y derrite en chasquidos el silencio de la siesta. Y sobre todo, o por debajo de todo, el mar, que con seductores movimientos me arrastra hacia la orilla, y humedece de espuma los pisares de estudiante que siguen el crepúsculo de sus hogares. Para llegar a sus descansares, para llegar a un nuevo día.
Que nada me tiña de olvido,
mi niñez querida,
porque aunque opacada por una seductora adultez desteñida,
yo sigo pensando encontrarte algún día
y recorrer nuevamente las calles perdidas, que beben el néctar de secas clorofilas, y dejan pisadas crujientes, de tardes perdidas que abren su ventana, para que entre la luz del día…

Juan Maldonado

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