Al viento, agua y tierra, espejos de campo arado, se abren al sol de mañana, se cierran cielo estrellado
Combinan con el acero, la sangre extiende en madera, el hacha herida de cedros, algarrobos y nogales tiernos.
Desgarran sobre el pañuelo, las caricias a un niño nuevo, que encuentra el gemir del hambre, sobre el cristal divino del sueño
del ser que empuja el tiempo, el frío, los días de fuego, que cimienta la esperanza del hombre llamado pueblo
Son sus armar,
banderas del cuerpo,
reflejos del alma,
senderos resecos,
paredes de adobe,
racimos repletos,
una cuerda que resuena rompiendo el silencio
Entre los surcos concluyen, la ofrenda de los labriegos, sus manos vierten acequias, sesgadas por el recuerdo
Y se dividen de a pares, por poderes adversos, que temen a que se junten y dejen de ser los dueños…
JUAN MALDONADO
2 comentarios:
Radiante tu poesía, hermosa!,yo tengo una obra que es la antítesis, "manos sin trabajo" de aquellos que lo buscan y no lo encuentran...
auguacateyfresas: Gracias por la visita. muy buenas tus pinturas. Si, los desempleados son como enamorados no correspondidos con dos corazones latiendo. Muy comun en sociedades exclusivas.
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